domingo, 14 de diciembre de 2014

Es espina, no poesía.

Un abrazo de Goliat
siendo David el que lo da.
Es justo lo que quiero,
mas no te pido el cielo;
sólo no verte en sueños
y que duela el recuerdo.
Que vengas preciosa con tu vestido blanco,
sangrado, con mi corazón apuñalado
entre tus manos.
 
Y cavando mi tumba
descubras que todo,
absolutamente todo
lo que viví contigo
no tiene nada que ver con el destino.
 
Que llevaba de puta madre mi ceguera
por haberte amado más que a mi vida entera,
pero ahora está partida
y yo la he perdido con el mejor as de la baraja.
 
Posdata: devuélveme mi alma.
 
 
 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Diluvio transversal.

    ¿Y si saltar el precipicio significase volar por encima de todas las cabezas que jamás nos igualarán -caóticamente hablando-? Quizá, lo mejor que podemos hacer con nuestro tiempo es dedicarlo a reventar nubes, y que nos dejen más tormenta. Quizá ya no hay forma planetaria de sacar de nuestra órbita todo ser vidente que nos diga qué satélites hacer con nuestras vidas para ser felices sin estar borrachos. Quizá, solo quizá, los pájaros de nuestra cabeza se han comido a las mariposas del estómago porque tenían celos de todo lo que no fuese amor propio. Quizá, la palabra “quizá” no tiene sentido si no se ata con la correa con la que le guía la inseguridad.
    Y vuelven a rodar las preguntas en mi cabeza, pisando las respuestas al aparcar indebidamente en la plaza de minusválidos, por carecer de todo lo que a otros les sobra. Porque mi intención siempre ha sido dar mil vueltas a las cosas hasta que no las reconozca, pero en el fondo todo tiene la misma esencia, la clave está en dejar de ver con los ojos. 
    En caso de que se te quede el corazón en el pecho, hazle el boca a boca y ventila todos tus miedos antes de que se salgan por cualquiera de tus poros; pues susurran las malas lenguas que te los quieren incrustar entre la piel y el alma, y para entonces ya no habrá tinta que no valga. 


domingo, 26 de octubre de 2014

Fuego sabor iceberg.

Artesana de la oscuridad,
soledad sin ventanas,
esclava de tus palabras.
Haz escala en mis caderas,
ya escribirás poemas
mañana, cuando te despierte al alba
la angustiosa pesadilla
en la que no hay despedidas con tinta,
ni descarga de adrenalina
en tu cama mientras me lees a Salinas.
 
 Porque el amor es hacértelo lento
para servirlo caliente en la comida
y dejarte la boca sucia de mentiras y corridas.

 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Sálvese quien sepa.


   La chica que se sienta al final del bus para saber que está igual de sola cuando éste se llena.
   La que no atiende al corazón si no es el de otros y se hace valer con razón.
   La que podría pasarse una vida escribiendo sobre temas banales, pero prefiere ahorrarse los motivos que le hacen vulnerable.
   La que acumula toda su tristeza entre su pie y la suela del zapato y la guarda al lado de las bragas.
   La que ya no espera nada desde que se encontró en una boca pillada por otra.
   La que corre en dirección opuesta a la ilusión.
   La que se llueve hacia dentro y se vuelve desierto cuando escucha Marea.
   La que ve el vaso desbordado, pero de grietas.
   La que se come todos los puntos finales y deja los rencores en el plato.
   La que conserva el grito al vacío de 1999.
   La que desciende el precipicio con sábanas atadas para llegar al sueño que le atormenta.
   La que pisa las estaciones de metro descalza, porque sabe que el infierno está al subir dos tramos de escalera.
   La que vive debajo de todos sus libros, refugiándose así de lo que ahora llaman mundo.
   La que escribe a, para y por su alter ego, pero no se atreve a quemarlo. Ella se recicla con nefasto resultado.
   La que comprende el surrealismo mejor que un mapa, pues es el género con el que habla.
   La que le echa sal a la gama de verdes y flota por encima de cualquier esperanza.
   La que viste una coraza del color de la decepción.
   La que se pone la colonia con olor a desastre cada veintitrés errores.
   La que se abrocha la rabia y regula su intensidad dependiendo del poema que tenga entre las manos.
   La que te baila, la que se baila revienta y sigue.
   La que se descuelga de tu percha al acabar la fiesta.
   La que convive con todos sus miedos detrás de una sonrisa de cartón. Atrévete a mojarla, a ver si así le revive algún pétalo. Y cuidado con las espinas, que si la rozas también sangra ella.
   Pero sobretodo, la que fue, porque es lo que le hace ser; futuro lejano a todos sus inventos.

lunes, 30 de junio de 2014

Sentido pésame.

Te he olido las pupilas.
Te he lamido las pupilas.
Te he tocado las pupilas.
Te he escuchado las pupilas,
pero todavía no me he atrevido
a mirarte las pupilas.

He subido al infierno
y he descendido hasta tu cuello.
He escrito sobre mis sueños
y por desgracia nosotros éramos 
los protagonistas de cada uno de ellos.

Te juro -yo no juro en vano-
que parecía un cuento.
Yo no paraba de pellizcarme.
Tú sólo querías curarme las heridas,
aunque tardases siete inviernos.

Y en esa nube podría haberme 
quedado a morir 
cada una de mis vidas
si tú no te hubieras
largado en primavera.














sábado, 21 de junio de 2014

A Batania.

Érase un hombre
con una risa
superlativamente tímida,
sin complejos cuando
habla del amor.
Con la misma intensidad en su voz
que los truenos en verano
si de recitar se trata,
y sin pelos en la lengua
ni en los huevos.
De lo segundo no doy fe,
pero le sobran para
estamparte la realidad a la cara.
Se ruboriza si le halagas
pero sus palabras calan.
Será la forma en la
que ordena los silencios
lo que convierte la
noche en cerrada
sin margen de error
y con muchos beneficios
-el de menos valor, el económico-.

Es una noche donde te puedes
cagar en los políticos
y sigue sonando poético.
Porque la poesía no son palabras,
son sentimientos
que por gracia se plasman
y por desgracia se archivan
en estanterías con polvo.

Probablemente,
generaciones venideras
lean a este poeta en la escuela
y digan: " ¡A la mierda con la estética! "
Los poemas no son bellos,
son retratos de
besos,
abrazos,
caricias desordenadas,
llantos sin ton y con ron,
donde se juega con la vida
y se conjuga a la muerte.
Son.

Quién pudiese tener alma
y entregarse a la anaconda,
esa de la que me hablas.

                                                                                                  Gracias por todas y
                                                                                                  cada una de tus palabras.
                                                                                                  Las que ya has descargado
                                                                                                  y las que dispararás. En Valencia
                                                                                                  o en cualquier otra parte del planeta,
                                                                                                  poeta.






lunes, 19 de mayo de 2014

Vivos y colores.

   No eran dos personas distintas caracterizadas por su borrachera de colores y su lado más irracional, que va. Era una, tan solo una. Consumía a la propia felicidad cuando sola se sentía. O sea, siempre. No abandonaba a la alegría por un par de indeseables, ella no era de las que decepciona con los ojos abiertos. Ella solo cerraba el corazón, y aun así tenía el alma embarrada de nostalgias. Parecía poseer un corazón con paredes de cristal; mas solo se trataba de la construcción de un muro que se alzaba hasta unas nubes, tan rojas como el color de sus mofletes.
Era una chica extrovertida a la par que introvertida. Cuesta explicar que el relacionarse con gente, o con personas si me apuras, no tiene nada que ver con el hecho de crear un mundo donde tú eres el único ser con vida que acabará muriendo para dejar al alma libre, divagando por parajes enfermos.
   
   Que no quieran escuchar no significa que no puedas gritar con silencios. Y es que los pobres están infravalorados. Sin ellos no seríamos la mitad de lo que somos, y hablo de silencios, sí. Son un canto a la soledad donde te descubres a ti mismo. Son un llamamiento a las personas que saben escuchar, y prestarles así la atención que se merecen. Son un "no te voy a decir la primera tontería que se me pase por la cabeza, para ti tengo una respuesta mejor". Porque los silencios tienen la astucia de un zorro. Aprendes a respetarlos y no contradecirlos -sé de lo que hablo-. Aprendes a quererlos y a no ignorarlos -incluso llegan a convertirse en imprescindibles-. A veces puedes aprender más de ellos -o con, según se mire- que de un texto como éste. No se necesitan títulos universitarios, másters ni doctorados, tan solo práctica.  

   Por eso, esta chica, a pesar de su cotidiana alegría, era capaz de gritar con silencios lo que con palabras callaba. Todos sus miedos, sus inseguridades, sus complejos -malditos y viejos avispados- y cada uno de sus problemas los guardaba en folios desordenados, datados por falta de abrazos y caricias. Con versos mal escritos era como mejor se entendía. O al menos eso creía decía.


sábado, 10 de mayo de 2014

Paupérrimos.

   Os mata el interés y no las personas. Me mata vuestra falta de empatía y os mata vuestra indiferencia. No me creo a las personas que no tienen instintos asesinos. En verdad no me creo a casi nadie. Mi coraza a veces no me deja respirar y otras le doy gracias de rodillas, como vosotros a vuestro Dios, por no poder desprenderme de ella. Al menos se queda a mi lado, que es más de lo que puedo esperar de la mayoría de personas. Pienso sobre la irracionalidad humana y el suicidio me parece una buena opción ante tanta incomprensión. Después acuden los demonios a debatir sobre la mucha o poca valentía que conlleva este acto. Siempre pienso en las consecuencias, siempre. Al menos cuando no bebo. Os debo tan poco que mejor así. Me debo más de lo que me otorgo -y no hablo de objetos materiales-. Otorgo lo que se me antoja y a quien se me antoja. No me digas lo que tengo que hacer porque saldremos perdiendo, ambos. No me pruebes porque acabaré huyendo.
   Tengo un puñado de excusas que duelen más que las flechas de Cupido. Dejo sonrisas, como si de migas de pan se tratasen, para no perderme por el camino. Aunque no tengo esperanzas de encontrarme. Siento aversión por las mentes cerradas. También cierro los ojos cuando quiero. Odio que os creáis dueños de un mundo libre y penséis que privatizar es la mejor opción. A ver si os privatizan la cara y no os la vuelvo a ver. Ojalá la palabra riqueza solo se usase para hablar de sentimientos y se muriesen los avariciosos, que no los ambiciosos. Y ojalá nuestra ignorancia fuese diluyéndose conforme cambiamos de vida porque no la soporto. Tampoco a la gentuza que no reconoce que lo es. Somos muertos atraídos por la destrucción de lo vivo. Y somos más que banderas, hijos de puta. Y soy yo contra vuestro mundo porque siento un profundo y sincero asco hacia él. Aunque es más que asco lo que hace que se me revuelvan las tripas.
   Vuestra definición de muerte es un lastre para la sociedad, es tal el miedo que le tenéis que no consigo divisar el horizonte. Pero luego bien que os gustan los crepúsculos. Hijos del mal y de la autodestrucción, que no os entierren, que dejarán a la tierra más enferma de lo que está. Y mientras tanto vosotros alimentándoos de la única que os da. Y mientras tanto los medios de comunicación, o de invención, con el botón del pantalón desabrochado porque no les cabe ni un pedazo más de nuestros cerebros marchitados -yo volveré a dejar al mío en capullo para gustarme algo más-. Los encargados de difundir la palabra del Señor, -el vuestro, también- se han adueñado de vuestras carteras y familias. Los políticos son peores que los cuentos de Disney y los banqueros viven en un injusto mundo donde la moda de no hacer bolsillos delanteros a los pantalones no les ha afectado. Se me olvidaba que los diseñadores no tienen ningún interés por las tallas grandes, porque el canon de belleza no es mérito de los que no vemos tan solo la belleza en el exterior.
   España es esa a la que le cantaban el "Antes muerta que sencilla", nosotros corderos que van directos al matadero porque no nos sale de la pata convertirnos en los animales de Orwell, y yo alguien con muchas ideas y casi ninguna clara.

   Qué ganas de culturizarme para poder odiar con más razones. Y de paso, querer a aquél que sepa enseñarme cómo se hace.



domingo, 23 de marzo de 2014

Mi infierno es mi límite.

   Que dé todo de mí,
dicen.
Sin saber que cuanto más doy,
es cuando más necesito.

   Que confíe en la gente,
mi familia,
mis amigos,
dicen.
(Vamos,
lo único que tengo
y no poseo).
Sin saber que no puedo escucharme.
No en voz alta,
al menos.
Sabiendo que todo lo que temo
y es pura mierda
me está consumiendo.

   Que arriesgue,
que lo intente,
que pierda
y aprenda,
dicen.
Sin saber que por todas
esas veces que arriesgué,
o al menos lo intenté,
volví con magulladuras
y la palabra insegura
escrita en la frente.

   Que ser feliz solo dura un rato, 
la octava vida de un gato,
dice Salem.
Sin saber que en esta sociedad
la felicidad se sirve en cheques,
a destajo y sin piedad.

   Y yo solo sé decir,
decirme,
y deciros,
(o aclarar,
simple y llanamente)
que los zapatos me vienen grandes
y me cuesta caminar.
Que si venís a tomarme el pelo
acabaré con la cuerda tensa,
los brazos cruzados,
la mirada perdida,
los calcetines mojados.
Pero lejos.
Con la felicidad de la mano.
Que dicen que las tengo pequeñas,
pero yo sé agarrar fuerte
y clavar las uñas,
hasta a la peor pesadilla.

   Y yo,
no sé decirlo más claro.




domingo, 9 de marzo de 2014

Desconociendo.

   Salto mortal a mis abismos:
Contrastes fuera.
Desastres dentro.
Desastres dentro.
Contrastes fuera.

   Abismos con límites desconocidos.
Desconocidos en ésta
y el resto de mis vidas.
Amigos con derecho a traición.
Traición que perdonan
pero no te perdonas.
Y al revés también.
 
   Personas,
como si existiesen muchas.
Y lo que sobra
es mucha gente.
Mucha hipocresía.
Mucha religión.
 
   Y lo que falta,
de verdad,
se llama lucha.
Lucha por cualquier cosa
que merezca la pena
(familia, justicia, igualdad).

   Penas que ahogan los vasos.
Vasos con función de precipicios.
Y precipicios que creo,
como si pudieran salvarme.

   Salvación que espero
a falta de un gesto.
Gestos que son detalles
y detalles que no llegan.

   Y es que llegar a los sitios
ya no es una prioridad.
La prioridad es
recorrer cualquier camino
y no caer en la trampa mortal
que hay en cada abismo.


jueves, 20 de febrero de 2014

Prosa presa de una piel.

I
   La geografía de tu piel esconde terrenos aún por descubrir. De ella conozco lo único que he sido capaz de imaginar. Pero a mí me basta para afirmar que alrededor de tu ombligo hay carreteras níveas que conducen a una tempestad descontrolada con lunares que arden. Ellos son mis aliados cuando quiero besarte.
También me gusta el cráter de tu boca, de donde se articulan las palabras más bonitas, aunque no las tome por ciertas. Y aunque no solo sean las palabras que me dices lo que más me gusta.
Y tu pecho, tu pecho es una duna con las mejores vistas a tus ojos. Es el único rincón donde pude ver dos lunas sin tener la necesidad de quedarme a vivir en una de ellas, imagina.
   
  Pero si sigo hablando de los accidentes geográficos de tu piel, no me puedo olvidar de tus brazos cubriendo mi coraza. Ni de la cima de mis codos en tus hombros. Ni de tu espalda. Y es que ha sido el mejor escudo en las noches frías, donde ella se llevaba todo el dolor de mis arañazos mientras clavabas el estandarte en lo más hondo de mí. 

II
   Me acuerdo cuando confundí tus costillas con los dedos de tus pies, pues los abismos eran parecidos.
Y entonces, posé mi mano encima de tu culo y el iceberg se fue a pique. En ese momento llegamos al ecuador. Ida y vuelta. Creo que me perdí en ambas.

   A lo lejos divisé a los Unos. Pero recuerdo que no estaban tan lejos como pensaba, y vencieron la batalla. Desde entonces no he vuelto a pisar mejores tierras que las tuyas. Y quién sabe si podrá recobrar la vida que por aquel entonces tenía. 
Campo de sudor, sangre, lágrimas y alegría efímera.

III
   Me estoy preparando para la guerra. Voy armada hasta los dientes. A este paso crearé un imperio donde no solo sienta el estupor con el que ahora me miras, sino el valor para volver a pisar tierra firme. Y tener la firmeza para grabar a fuego, en cualquiera de las caricias que antes me dabas, que te quiero. Y que echo en falta la melodía de tu voz rozándome el cuello.

   Joder, tu cuello, con tanto paraje hermoso donde poder perderme me había olvidado de él. Éso sí que era una depresión donde merecía la pena resbalarse. Y caer una y otra vez, perdiendo el norte y el sur.
Más tarde patiné en otra curva, la de tu sonrisa. Acabé dando vueltas de campana y aterricé enlazada entre los dedos de tus manos. No me preguntes cómo, y del cuándo solo recuerdo que eras feliz en esos enredos. Feliz de verdad. 
Y que repetimos cuando quieras, tú ya sabes dónde.




domingo, 16 de febrero de 2014

Transgénicos naturales.

   Ya me he perdido en el mar de tus lágrimas
y nos hemos encontrado en el océano de nuestros abrazos.
Tan llenos de vida como el sol cuando resplandece
y duelen los ojos de tanto mirar.

   Ya te he agradecido una y mil veces
todo lo que por mí has hecho en prosa,
esto es un intento de renovar
ese gracias inmenso en verso.

   Ya hemos vivido más experiencias que años,
más latidos que risas,
más sonrisas cómplices que la de la Mona Lisa.

   Ya no hay más que te pueda decir
si no es que te quiero
y que te adoro,
y que sin ti soy yo sin serlo del todo.

   Ya no hay más que te quiera decir
si no es que me aguantes el resto de la vida.
De nuestras vidas enlazadas,
aunque los años nos distancien
pero jamás el alma.

   Ya no hay más, pequeño kiwi,
que el resto ya lo sabes,
y que has dejado huella en otra persona más
(no podía ser menos).




miércoles, 12 de febrero de 2014

Nudos y desnudos.

   Soy yo
y mis inseguridades.
Mis líos,
hilos
y enredos.
Mis temores más fuertes
y mis momentos tristes.
   Soy yo
paseando a solas,
pensando en nada.
En que somos nada.
Y quiero ser eso,
(tu) Nada.
   Y aunque sea nudo
no quiero dejar de ser
mía.
   Que lo que te ofrezco
no vale mucho
(si hablamos de dinero)
puesto que solo es
el desnudo de mi alma.
   Un alma que divaga
sin más rumbo
que el de la mente
que le dicta.
Y así va ella,
más perdida
que el tesoro del pirata.
   Pero dentro del tesoro
se esconde 
un corazón
asmático
de respiración acelerada
con el pulso
chirriándole los dientes,
esperando a que lo calles.
Tú ya sabes cómo.
   Solo tienes que
escoger la llave
correcta.
   Pero tú,
cariño,
no tiembles,
que de eso me encargo
yo.



sábado, 8 de febrero de 2014

Sin querer.

   Poner del revés tu nombre,
mis esquemas,
y nuestros problemas.
   Arañar la vida,
como si no fueses la mía.
   Callar al pasado
como si se tratase
de un recuerdo olvidado.
   Besar tus miedos
y hacerles el amor
todas las mañanas.
   Hacerte cosquillas
en las costillas
y que tus mejillas
respiren alegría.
   Susurrarte mis latidos
mientras te acaricio el corazón.
   Morder tus nudillos
en caso de incendio.
   Bajar al infierno
y entrar por la puerta grande
para después
ascender a tus pupilas
y presumir de vistas.
   Escribir sobre lo abstracto
que es quererte,
puesto que aún
no te conozco
y estas palabras
hablan de ti
y de mí,
amor.
   Pero tú
no digas nada,
que ya duelo yo
por los dos.



sábado, 18 de enero de 2014

Soy y somos.

   Quiero sentir los vértices de la palabra libertad 
pinchándome en la piel.
   Quiero un poco más de locura en este mundo poco cuerdo. 
Porque los únicos cuerdos son los que nos impiden soñar.
   Quiero a gente saliendo de sus casas, 
luchando hasta que tropiecen con la sinvergüencería 
de aquél que pretende hundirnos 
mientras alardea del Estado, su unión y su progreso.
   Quiero que democracia y justicia sean más que palabras. 
Porque las palabras se las lleva el viento, 
y los actos son los que marcan la historia.
   Quiero ser autora de mi vida, 
y no de lo que podría haber sido 
si hubiese hecho lo que quiero y lo que siento. 
Sin detenerme a pensar qué es lo que la gente espera de mí.