con una risa
superlativamente tímida,
sin complejos cuando
habla del amor.
Con la misma intensidad en su voz
que los truenos en verano
si de recitar se trata,
y sin pelos en la lengua
ni en los huevos.
De lo segundo no doy fe,
pero le sobran para
estamparte la realidad a la cara.
Se ruboriza si le halagas
pero sus palabras calan.
Será la forma en la
que ordena los silencios
lo que convierte la
noche en cerrada
sin margen de error
y con muchos beneficios
-el de menos valor, el económico-.
Es una noche donde te puedes
cagar en los políticos
y sigue sonando poético.
Porque la poesía no son palabras,
son sentimientos
que por gracia se plasman
y por desgracia se archivan
en estanterías con polvo.
Probablemente,
generaciones venideras
lean a este poeta en la escuela
y digan: " ¡A la mierda con la estética! "
Los poemas no son bellos,
son retratos de
besos,
abrazos,
caricias desordenadas,
llantos sin ton y con ron,
donde se juega con la vida
y se conjuga a la muerte.
Son.
Quién pudiese tener alma
y entregarse a la anaconda,
esa de la que me hablas.
Gracias por todas y
cada una de tus palabras.
Las que ya has descargado
y las que dispararás. En Valencia
o en cualquier otra parte del planeta,
poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario